viernes, 28 de marzo de 2008

Doug Engelbart, 1968 (parte 1)

Douglas Engelbart, mientras esperaba la desmovilización como técnico naval de radar en 1945, poco después de acabada la guerra, leyó en una revista un artículo de Vanevar Bush, “As We May Think”. De vuelta en casa, continuó con su experiencia con el radar como ingeniero eléctrico. Años después, todas esas horas intentando discernir las verdaderas amenazas representadas por pitidos virtuales en pantallas de radar se transfiguraron en nuevos modos de información y comunicación: “Comprendí que si las computadoras te pueden mostrar la información en papeles impresos, también lo podrían hacer en pantallas. Cuando ví la conexión entre una pantalla –como la tele- un procesador de información y un medio para representar símbolos a una persona, todo se removió. Me fui a casa y dibujé un sistema en el que las computadoras dibujarían símbolos en la pantalla y en donde yo podría navegar a través de espacios de información diferentes con mandos y botones y mirar palabras, datos y gráficos de diferentes maneras”.

Aunque en 1965 se desarrolla el primer trackball, también para el control de tráfico aéreo, será en 1967 cuando Doug Engelbart invente el "ratón". Engelbart recuerda que se inspiró en un aparato llamado "planímetro", que un ingeniero deslizaba sobre un gráfico para calcular el área bajo una curva. Entre muchos ingenieros este dispositivo compacto era tan común como una regla de medición. El ratón proporcionaba un método práctico y superior de interactuar con un ordenador que no deformara las capacidades simbólicas de razonamiento del usuario. El modelo más evidente era el automóvil, cuyo sistema presenta al conductor una conexión clara y directa entre girar el volante y cambiar la dirección, pisar el pedal del gas y acelerar, pisar el pedal del freno y reducir velocidad. Los automóviles -y el ratón- usan una coordinación ojo-mano, en la que los humanos son muy hábiles a la hora de leer información. Engelbart (o Kay, que desarrollará la idea de escritorio) sostenían por entonces que “mediante el uso de una computadora y una terminal de video para componer documentos, sería posible ensanchar el entero proceso de composición escrita”. Alan Kay, por su parte, comenzó a tratar la pantalla como un escritorio y a cada proyecto como un papel sobre el escritorio.

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