jueves, 27 de marzo de 2008

Para empezar, Galileo, ¡por qué no?

Se me ocurre que no hay nada mejor para empezar que recordar al viejo Galileo, obcecado en plasmar sobre papel lo que observaba en las estrellas cada noche a través de su telescopio. La obsesión de Galileo no era meramente la del artista renacentista que trabaja la perspectiva y la óptica para interpretar lo natural: lo que él persigue es encontrar un sistema para interpretar lo distinto.

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